lunes, 30 de mayo de 2011

EL ELOGIO DE LA SOMBRA. Junichiro Tanizaki

En este texto, Junichiro Tanizaki nos habla de la importancia de la sombra en las imágenes que nos rodean en todos los ámbitos de nuestra vida. Desde la casa donde vivimos, hasta en el tono de nuestra piel.
También nos destaca los diferentes pensamientos que hay de este aspecto en los diferentes puntos del mundo. Para Occidente, la belleza está ligada con la luz, mientras que para la estética tradicional japonesa, lo esencial está en captar el enigma de la sombra. Toda belleza, pierde su existencia si se suprimen las sombras.
Todo este interés por las luces y sombras, están presentes en cualquier objeto cotidiano. Dependiendo si estamos en un lugar u otro del mundo, estos objetos serán de unos materiales más brillantes y con reflejos, o se tratará de objetos oscuros donde la luz no se refleje.
El juego de luces y sombras, también lo podemos ver en el cine, éstos son los encargados de hacer de dar valor a los contrastes. Lo mismo sucede en el mundo de la fotografía.
En algunos lugares, como por ejemplo, en el extremo-oriental, conservan la suciedad, incluso añaden pátinas a algunos elementos para oscurecerlos, ya que esto es una característica de belleza. Mientras tanto, en Occidente, es impensable la existencia de dicha suciedad. Para los occidentales, algo bello debe estar totalmente limpio y reluciente.
La belleza de una habitación japonesa, es producida únicamente por un juego sobre el grado de opacidad de la sombra, no necesita ningún accesorio. En el interior de la habitación, los shòji no dejan entrar más que un reflejo tamizado de la luz que proyecta el jardín. Esta luz indirecta y difusa es el elemento esencial de la belleza de estas casas.
En estas casas, las sombras están presentes en todos sus recovecos, y hacen del espacio, un lugar tranquilo y estable donde cualquiera puede sentirse relajado.
Los orientales crean belleza haciendo nacer sombras en lugares que en sí mismos son insignificantes. El autor nos habla que lo bello no es una sustancia en sí, sino tan solo un dibujo de sombras, un juego de claroscuros producido por la yuxtaposición de diferentes sustancias. Los occidentales, sin embargo buscan siempre más claridad.

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